Una de las
actividades con mayor convocatoria en la 5°edición del Festival de Folklore y
Músicas de Latinoamérica (FIFBA) fueron sin duda las clases de baile dictadas
en el Zambódromo – uno de los tantos espacios de la jornada establecidos en el
Paseo del Bosque-.
Las clases fueron
presentadas en las tardes del sábado 12 y domingo 13 de octubre por los
bailarines y coreógrafos Koky y Pajarín Saavedra, los cuales dieron cátedra
de la danza a los presentes.
Jorgelina Contreras y
Guillermo Gómez también se encargaron de llevar adelante estas clases,
invitando a bailar a un centenar de personas. El último día del Festival, ambos
bailarines se despidieron con dos clases magistrales que se convirtieron en una
auténtica fiesta; una de chacarera a las 15.15 horas y más tarde de gato y
escondido a las 16.15.
Durante la chacarera
Jorgelina y Guillermo enseñaron diferentes tipos de zapateos y zarandeos a una
multitud de alumnos, dentro de la cual se observaba una gran participación
juvenil. Varias familias abandonaron las tribunas para formar parte de la danza
de la que disfrutaron grandes y chicos. La alegría transmitida por el baile se
percibió también en las personas que fueron invitadas animadamente a unirse a
la pista en sus sillas de ruedas, por lo tanto nadie quedó fuera de la fiesta.
En medio de una gran nube de polvo que se levantaba del suelo, desde las tribunas el público observaba a los bailarines acabar cada canción en un amistoso abrazo.
Esta danza folklórica
especialmente bailada en Santiago del Estero, Salta, Jujuy, Tucumán, Catamarca, Córdoba y La Rioja, se
adoptó como danza nacional.
Los "alumnos" parecían tener muy en claro que la chacarera consta de parejas que bailan libremente pero en
grupo, con rondas y vueltas, con pasos que se presentan así: una introducción en
la que las parejas suelen hacer palmas y realizan una serie de pasos
libres que simbolizan el inicio del cortejo; los pasos que incluyen el avance
y retroceso -movimiento que dura cuatro compases- donde las parejas dan dos
pasos hacia adelante y dos hacia atrás haciendo castañetas con ambas manos y
con los brazos extendidos; y el giro donde los bailarines dan dos pasos girando hacia adelante hasta el centro y luego vuelve cada integrante a su lugar con otros
dos pasos, un movimiento que dura también cuatro compases.
Un centenar de brazos quedaban extendidos en el aire al momento de la vuelta entera, en la que la pareja da dos o tres pasos hacia adelante dejando el centro libre y vuelve cada uno a su lugar sin darse la espalda. El zapateo y zarandeo fueron la especialidad del día de Jorgelina y Guillermo, que corresponden a pasos diferentes donde el hombre zapatea mientras la mujer realiza el zarandeo, movimiento en el que sosteniendo su pollera con ambas manos forma una especie de abanico invertido y realiza uno o dos giros pequeños sin darle la espalda a su compañero. Esta parte del baile puede realizarse de diversas formas y fue lo que más fue puesto en práctica por los presentes.
Prosigue nuevamente una vuelta entera y zapateo y zarandeo finalizando con el ahura donde la pareja da una media vuelta hacia delante de cuatro compases, luego realiza el giro y “coronación” que ocupa los últimos cuatro compases. Ambos quedan en el centro y todos los hombre coronan simbólicamente a las mujeres, colocando sus manos sobre la cabeza de ella. Acto seguido, el fraternal abrazo volvía a repetirse entre quienes compartían el baile con la sonrisa dibujada en el rostro.
Un centenar de brazos quedaban extendidos en el aire al momento de la vuelta entera, en la que la pareja da dos o tres pasos hacia adelante dejando el centro libre y vuelve cada uno a su lugar sin darse la espalda. El zapateo y zarandeo fueron la especialidad del día de Jorgelina y Guillermo, que corresponden a pasos diferentes donde el hombre zapatea mientras la mujer realiza el zarandeo, movimiento en el que sosteniendo su pollera con ambas manos forma una especie de abanico invertido y realiza uno o dos giros pequeños sin darle la espalda a su compañero. Esta parte del baile puede realizarse de diversas formas y fue lo que más fue puesto en práctica por los presentes.
Prosigue nuevamente una vuelta entera y zapateo y zarandeo finalizando con el ahura donde la pareja da una media vuelta hacia delante de cuatro compases, luego realiza el giro y “coronación” que ocupa los últimos cuatro compases. Ambos quedan en el centro y todos los hombre coronan simbólicamente a las mujeres, colocando sus manos sobre la cabeza de ella. Acto seguido, el fraternal abrazo volvía a repetirse entre quienes compartían el baile con la sonrisa dibujada en el rostro.
Al terminar la primera parte de la canción cada bailarín
ocupa el espacio de su pareja, para volver a su lugar inicial al finalizar la
segunda.
Estos puntos básicos son suficientemente útiles para poner
en práctica una de las danzas autóctonas de nuestro país, de la cual supieron
sacar provecho y dar una magnífica demostración quienes participaron animadamente del FIFBA. Dicho todo...¡ a bailar!
Luna Débora
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